No Acostumbrarse
Nos acostumbramos, limamos las aristas de la realidad, para que no nos hiera, y la tragamos tranquilamente.
Nos desintegramos. No es sólo el tiempo el que se nos va; es la misma cualidad de las cosas la que se herrumbra.
Lo más explosivo se hace rutina y conformismo; la contradicción de la cruz es ya sólo el adorno sobre un escote mundano, o la guerrera de un Hitler.
Señor, tenemos la costumbre de acostumbrarnos a todo: aun lo más hiriente se nos oxida.
Quisiéramos ver siempre las cosas por primera vez; quisiéramos una sensibilidad no cauterizada, para maravillarnos y sublevarnos.
Haznos superar la enfermedad del tradicionalismo; es decir, la manía de embutir lo nuevo en paradigmas viejos. Líbranos del miedo a lo desconocido.
El mundo no puede ir adelante a pesar de tus hijos, sino gracias a ellos. Empujemos.
Jesucristo, danos una espiritualidad de iniciativa, de riesgo, que necesite revisión y neologismos.
No queremos ver las cosas sólo desde adentro, necesitamos tener algún amigo hereje o comunista para ser disconforme como tú, que fuiste crucificado por los conservadores del orden y la rutina.
Enséñanos a recordar que tú, Jesucristo, siempre has roto las coordenadas de lo previsible.
Y, sobre todo, que no nos acostumbremos a ver injusticias, sin que se nos enciendan la ira y la actuación".
Luis Espinal.
sacerdote español que murió torturado y asesinado en Bolivia (1980).
Oraciones a quemarropa.
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