Decisiones
La mano del hombre puede acariciar o golpear; la decisión es de él.
Vivimos en el mundo de las decisiones. Los hombres han sido enseñados, a lo largo de los siglos, a utilizar las armas y las manos para lograr lo que desean.
Hemos sido estimulados a batallar y conquistar.
Sin embargo, la caricia y el respeto también son armas poderosas por ser aprendidas de las mujeres.
Pues, aunque uno pueda destruir el otro y conquistar todo lo físico que posee, todavía lo interior, la parte espiritual, queda en una bóveda cerrada cuya clave se desconoce.
Y para conquistar esta bóveda, hay que construir y dar espacio al otro para que crezca y sea cada día mejor.
Esta es la mejor decisión.
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