Excelencia académica y formación humana al servicio de la región y el país

Domingo, 01 de Marzo de 2009 - Publicado en "Chaqueña".

Este no será un año más para la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional del Nordeste. Será un tiempo de inagotables recuerdos, anécdotas, emociones, reconocimientos y, por sobre todo eso, se vivirá un clima de satisfacción en todos los integrantes de esa familia universitaria por haber sido partícipes de la consolidación de una casa de estudios, nacida hace 50 años, que hoy es conocida y reconocida por sus pares de todo el país y de los países vecinos.

“En cada obra o emprendimiento que vemos a diario en el nordeste, está la impronta de un graduado de la Facultad de Ingeniería de la UNNE”, es una frase que a menudo se escucha decir a su actual Decano, el ingeniero Jorge Pilar. Una impronta comenzó a gestarse en 1957, cuando un grupo de ciudadanos chaqueños se animaron a soñar una carrera necesaria e imprescindible para la época, vinculada con el desarrollo de la infraestructura local y que permitiera tener profesionales capacitados para los emprendimientos en ciernes. Nace la Escuela de Ingeniería Civil Como todo en nuestra sociedad, hacer realidad aquel sueño no fue sencillo. El largo camino para obtener una Escuela de Ingeniería tuvo que superar luchas entre localismos y sectarismos, todos escollos que se fueron salvando a fuerza de convicciones y esfuerzos personales de idealistas y visionarios, verdaderos pioneros, como el doctor Arturo Lestani, el doctor Abraham Jaroslavsky y el doctor Roberto Gustavo Pisarello Virasoro, en ese entonces consejeros superiores por los alumnos, el contador Antonio Lezcano, el doctor Antonio Besil y el ingeniero Emilio García Solá, que en aquella época también era consejero superior, pero por los docentes, y hoy todavía es profesor de la facultad y Director del Departamento de Físico Química. Todo ese esfuerzo logró las adhesiones necesarias para que el 7 de diciembre de 1957, el Consejo Superior de la UNNE, mediante la resolución 237, cree la Escuela de Ingeniería Civil, atendiendo a los argumentos expuestos por la Junta Promotora Universitaria de la Provincia del Chaco. Sin embargo, todavía no se garantizaba el inicio de su funcionamiento. Ese fue el punto de inflexión para lo que se veía como una nueva lucha para la puesta en marcha de la facultad. En los meses siguientes a la creación de la Escuela de Ingeniería, los integrantes de aquella Junta Promotora se abocaron a una nueva cruzada: conseguir que durante el ciclo lectivo 1959 se iniciaran las actividades. Para ello, esa Junta Promotora envió notas al gobernador de la época, Anselmo Zoilo Duca, y al rector interventor de la UNNE, Oberdan Caletti, en las que manifestaban la necesidad de contar en el Chaco con la carrera de Ingeniería. Las notas resaltaban “la necesidad de las actividades de la escuela en cuestión en esta zona, en cuya normal evolución el ingeniero es factor indispensable, pasando luego a la consideración del déficit nacional y universal en materia de técnicos, dado el impulso del adelanto industrial y, en particular, la insuficiencia de escuelas técnicas”. Bajo ese concepto de “necesidad” comienzan a aparecer adhesiones de distintos sectores de la sociedad chaqueña, desde los Centros de Estudiantes que funcionaban entonces, miembros del Consejo Superior, Consejos Profesionales, Centro de Ingenieros, medios de comunicación, Cámara de Comercio, Cámara de Diputados y hasta del propio gobernador Duca. Era previsible el desenlace de la historia. Como corolario de tantos reclamos y solicitudes, el 5 de marzo de 1959, el Consejo Superior de la UNNE dicta la resolución 998, que fuera suscripta por el profesor Oberdan Caletti, rector interventor de la UNNE, y el doctor Carlos Porta, secretario general, según la cual se decidía “autorizar al rector interventor a poner en funcionamiento este año lectivo el Primer Curso de la Escuela de Ingeniería Civil...”, siendo su primer director organizador el agrimensor Marcos Rodolfo Marangunic. Cincuenta años pasaron de aquel acontecimiento. Cinco décadas que pusieron a prueba el temple de los ciudadanos de la nueva provincia y que marcaron a fuego, no sólo a la universidad, sino a toda la región. Y este es el mejor legado de esos pioneros y visionarios que se pusieron al hombro la tarea de construir los cimientos de nuestro Chaco. Formar constructores para el presente y el futuro “La conmemoración de los primeros cincuenta años de vida de nuestra Facultad de Ingeniería de la UNNE nos encuentra, a todos los que hoy somos parte de ella, trabajando a un ritmo muy intenso: récord de inscriptos y de graduados, terminando la segunda etapa del proceso de acreditación y con nuevas ofertas académicas”, afirma el actual decano, ingeniero Jorge Pilar. Asegura que nada de ello los abruma, “por el contrario, nos estimula, pues eran los resultados esperados cuando asumimos el compromiso de liderar el proceso de formar buenos planificadores y constructores del desarrollo del Chaco y de la región”. “Nuestra misión institucional —que asumimos con orgullo y responsabilidad— es formar ingenieros y técnicos universitarios, no sólo como profesionales de excelencia, sino que sean también ciudadanos ejemplares y comprometidos, basando nuestro accionar en tres ejes fundamentales: enseñanza, investigación y extensión, a los que consideramos imprescindible adicionar la transferencia”. Nuevos paradigmas “Nos estimula saber que somos partícipes de la consolidación de una Universidad capaz de ir más allá de sus muros, al servicio de las transformaciones que la sociedad necesita. Hemos asumido el desafío de reinventar el mundo que nos rodea, para transformarlo en un lugar donde valga la pena vivir.” (Jorge Pilar, decano de la Facultad de Ingeniería) “Al final de esta primera etapa de nuestra historia institucional hemos decidido cambiar el viejo paradigma de la competición entre personas, por el de la competencia profesional, basada en el sólido conocimiento científico y tecnológico”. Es la meta de la nueva conducción de la facultad de ingeniería. Jorge Pilar —decano actual, hijos de uno de los primeros egresados de la institución— insistentemente repite, con gran convicción, que en materia de infraestructura y servicios, todo lo que se ve y nos rodea en la región, de una u otra forma, lleva impreso el sello de los ingenieros egresados de esa facultad. “Y eso nos motiva aún más para seguir adelante con el esfuerzo compartido, sin dilaciones, sin pausas, hacia un horizonte que tenemos bien definido: una Facultad y una Universidad sin fronteras, que asuman el rol de derrumbar las barreras y desigualdades que el medio, la ignorancia o las circunstancias, levantaron y siguen levantando. Y sentimos que cada día damos un paso hacia ese objetivo, trazado, sobre la base que nos legaran los pioneros y precursores de esta casa, desde sus inicios en 1959”. “En el marco del cincuentenario de la Facultad de Ingeniería de la UNNE, creemos que el aporte de todos los que somos y hemos sido parte de ella es muy valioso, no sólo desde un punto de vista académico, sino también social, y confiamos en nuestros graduados, hacedores de presente y de futuro para los habitantes de la región y el país”.