Estar Enamorado, Amigos
Estar enamorado, amigos, es encontrar el nombre justo de la vida.
Es dar, al fin, con la palabra que para hacer frente a la muerte, se precisa.
Es cobrar la llave oculta, que abre la cárcel, en que el alma está cautiva.
Es respirar el ancho viento, que por encima de la carne se respira.
Es advertir en unos ojos, una mirada verdadera que nos mira.
Es escuchar en una boca, la propia voz profundamente repetida.
Es sorprender en unas manos, ese calor de la perfecta compañía.
Es sospechar que, para siempre, la soledad de nuestra sombra está vencida.
Estar enamorado, amigos, es descubrir dónde se juntan cuerpo y alma.
Es confundir el sentimiento, con una hoguera que del pecho se levanta.
Es comprender perfectamente que no hay fronteras, entre el sueño y la vigilia.
Es ignorar en qué consiste la diferencia, entre la pena y la alegría.
Es escuchar a medianoche, la vagabunda confesión de la llovizna.
Estar enamorado, amigos, es padecer espacio y tiempo con dulzuras.
Es no saber si son ajenas o si son propias, las lejanas amarguras.
Es remontar hasta la fuente, las aguas turbias del torrente de la angustia.
Es asombrarse y alegrarse de que la luna todavía sea luna.
Es comprobar en cuerpo y alma, que la tarea de ser hombre es menos dura.
Es empezar a decir siempre ... y en adelante, no volver a decir nunca.
Y es además, amigos míos, estar seguro de tener las manos puras.
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