¡¡¡ Bienvenid@s !!!. Espero que disfruten su paso por este blog personal. Lucio, desde Resistencia, La Ciudad de las Esculturas.
Cool Slideshows

jueves, noviembre 09, 2006

El tropiezo

Watermelon
El Chaco ardía en el algodonal. Mediaba enero, y Ciriaco se había levantado muy temprano a fin de aprovechar el fresco de la mañana para pegar la última carpida al tabloncito de algodón que tenía en un claro del monte, como a siete cuadras de las casa.

Serían cerca de las once de la mañana. Estaba con la azada en la mano desde las cinco, y ahora el cansancio se desparramaba por su cuerpo. Tenía sed y esperaba llegar cuando antes a su rancho para refrescarse bajo el chorro de agua de la bomba y beber después despacio y a sorbos lentos.

Decidió acortar el camino. En lugar de hacerlo por la huella que bordeaba un rastrojo viejo lleno de malezas, lo cortó derecho por entre los yuyos altos y la gramilla espesa. Iba distraído de lo que hacía y concentrado en lo que le esperaba. Ni tiempo tuvo de darse cuenta, cuando sus pies tropezaron en un gran bulto que estaba escondido entre el pastizal.

No hubo manera de evitar la costalada. Instintivamente arrojó a un lado la azada, para no lastimarse con ella, y dejó que el cuerpo cayera lo más flojo posible, para evitar quebraduras. Se dio un tremendo golpe que apenas si lograron mitigar las ramas del yuyo colorado que lo recibió.

Desde adentro le nació la necesidad de desahogarse con una maldición. ¡Lo que le faltaba al día! Pero se contuvo. Si había tropezado, con algo sería. ¿Y si aquello fuera una sandía? Se puso de pie, y recogiendo la azada, fue despejando el lugar donde terminaban las huellas de sus pisadas y comenzaba la de su cuerpo.

Y efectivamente, allí entre la gramilla alta y los yuyos frondosos, estaba una hermosa sandía con la guía medio seca. Pesaba como veinte kilos.

A pesar del cansancio, del calor, y de su cuerpo dolorido por la caída, cargó con cariño la sandía sobre sus hombros y con cuidado completó la distancia que lo separaba de su rancho. Y mientras de antemano saboreaba la sorpresa que le daría a su patrona, se iba diciendo a sí mismo:

-¡No hay tropiezo que no tenga su parte aprovechable!

Metabuscador todalanet.net


Get a playlist! Standalone player Get Ringtones