Saber Callar
Destronar el silencio es un pecado;
hablar por sólo hablar, un desatino;
tiene el silencio un génesis divino
y nació antes que todo lo creado.
El silencio de Dios es valorado
en el rumor del viento y en el trino
y en el canto que el rudo campesino
sembrando va sobre el terrón arado.
Callar, callar, callar... es muchas veces
ponerle un dique a las estupideces
con que el mediocre su fracaso labra ...
Y no olvides jamás en tu existencia,
que el pensamiento es padre de la ciencia
y el silencio es el juez de la palabra.
Francisco Heriberto Orellano.
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