Saludo Hawaiiano
Mi tía Gertrudis es una señora mayor muy buena y religiosa ella, aquí les contará una de sus anécdotas ...
- El Sábado pasado fuí a una librería cristiana y vi una pegatina (calcomanía) que decía: "Toca tu claxon (bocina) si amas a Jesús".
Me sentía un poco deprimida porque acababa de asistir a una presentación de nuestro coro que había salido fatal. - Asistí además a una reunión de oración.
A pesar de todo, compré la pegatina y la pegué en el parachoques trasero de mi coche. ¡ Oh ! Me puse tan contenta de haberlo hecho, porque después de eso tuve una experiencia inolvidable.
Al parar en una luz roja de una intersección muy transitada, empecé a pensar en el Señor y en lo bueno que es. No me di cuenta cuando la luz cambió.
Es bueno saber que alguien más ama a Jesús porque de no haber sonado su claxon, nunca hubiera visto que la luz estaba verde.
Pude darme cuenta de que mucha gente ama al Señor porque cuando estaba a punto de arrancar una persona empezó a tocar su claxon como loco y abriendo su ventana gritó, "¡ Por el amor de Dios ...!"
Yo, completamente arrobada, no me movía de allí y de repente todos empezaron a tocar su claxon. Era fantástico ver la cantidad de gente que ama al Señor anónimamente.
Saqué mi cabeza por la ventana y empecé con mi mano a saludar y sonreír a toda esa hermosa gente que expresaba tan fervorosamente lo que sentía por Jesús. ¡ Hasta toqué mi claxon unas cuantas veces para compartir aquella demostración de amor !
Vi a un hombre saludándome de una manera muy chistosa, tan solo con el dedo de en medio estirado y los demás doblados.
Mi sobrino venía en el asiento de atrás y le pregunté que quería decir eso y me dijo que era un saludo Hawaiano para desear buena suerte o algo así. :-)
Le creí pues yo nunca antes había conocido a nadie de Hawaii. Una vez más me asomé por la ventana y rebosante de felicidad le devolví a aquella persona el saludo de la buena suerte.
Mi sobrino se echó a reír, hasta él estaba disfrutando de aquella maravillosa experiencia religiosa.
Algunas personas estaban tan llenas de regocijo que bajaron de sus coches y enfilaron hacia mi. Estoy segura de que querían felicitarme, orar conmigo o tal vez preguntarme a que iglesia iba yo.
Fue en ese instante cuando salí de mi éxtasis y me di cuenta de que la luz había cambiado a verde nuevamente. Les dije adiós efusivamente a todos mis hermanos y conduje mi auto a través de la intersección.
Me di cuenta de que solo yo había logrado pasar, ya que la luz cambió en ese instante a rojo y me sentí un poco triste de tener que dejar a todos atrás después del hermoso momento de amor que habíamos compartido.
Así que paré mi coche y asomándome por la ventana con mis dos manos, le envié a todos el saludo hawaiano de la buena suerte que acababa de aprender ...
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home