Barrio San Pedro Pescador: la vida a orillas del río

Domingo, 26 de Abril de 2009 - Publicado en la Edición Impresa

El río que otorga el sustento diario fue determinante en el origen del barrio San Pedro Pescador, ubicado a los pies del puente interprovincial. Pero a pesar de esta estrecha vinculación, las relaciones parecen no ser tan armónicas como en otras épocas y a las cada vez que mayores son las prohibiciones para la pesca, las aguas también están decididas a ganar espacios que no les son propios, porque pretenden derrumbar sueños de una parte de las 225 familias que viven en el lugar y que conformaron uno de los primeros asentamientos de la provincia, surgidos a principios de la década del 80 con las grandes inundaciones.

Esas cientos de familias que habitualmente son noticias durante la veda de pesca por los cortes de la vía de conexión con Corrientes en reclamo de asistencia, mantienen vigente no sólo la lucha de la subsistencia diaria, sino también por la búsqueda de nuevos caminos para sus hijos a través de la educación y también intentando sumar pequeñas industrias que permitan una fuente laboral más segura. La ruta que cruza a un costado del barrio muestra el ritmo de vida alocado de miles de personas, que mágicamente desaparece a los pocos segundos de ingresar por las calles internas de las pocas hectáreas donde se radicaron los malloneros. En algunos aspectos los años no pasaron en vano y hoy el barrio brinda salud, educación y seguridad, además de contar con todos los servicios básicos. El pequeño centro de salud, la escuela primaria y secundaria, el jardín de infantes y el puesto policial de la división de tránsito son puntos de referencia indiscutidos, pero esas calles arenosas sin ninguna indicación también dejan al descubierto viejos sueños prometidos en el tiempo y que siguen sin concretarse, principalmente porque ninguno de los que allí habitan son dueños de la tierra donde hace prácticamente tres décadas viven. De esta manera, al río que arrasa sus costas, también hay que agregarle la indiferencia de los gobiernos que erosiona el espíritu. Juntos por la creciente El barrio San Pedro Pescador surgió del drama de las inundaciones de 1982, que llevó a los ribereños e isleños a refugiarse en las instalaciones de lo que una vez fue el obrador utilizado durante la construcción del puente General Manuel Belgrano. Pasado el momento crítico, muchos decidieron permanecer en la zona cuyas tierras incluso son más altas que la costa correntina. Esto llevó a que el entonces gobernador de facto José David Ruiz Palacios construyera no sólo 35 casillas, sino también el centro de salud que se mantiene inalterable desde esa época y sigue esperando la ampliación. Naturalmente el barrio fue creciendo hasta llegar a la actualidad donde prácticamente no hay tierras altas para habitar porque el barrio fue creciendo con los mismos hijos de los pescadores. Pero no todos tienen en su pasado la pesca como arte de supervivencia, porque muchos de los que habitaron en esos primeros años el lugar tuvieron que aprender forzosamente el oficio, corridos por circunstancias económicas adversas de un país inestable. Es el caso del delegado municipal del barrio Luis Bernal, que de chico llegó con sus padres y hermano de los campos de Basail. “La hiperinflación derrumbó a mi papá, que era agricultor, y no pudo hacer frente a los créditos contraídos y llegamos a este lugar por amigos de él y de un día para otro comenzamos a pescar y aprender el oficio. Por eso a través de la educación esperamos que nuestros hijos tengan otras posibilidades y no limitarlos solamente a la vida de pescador”. Es así que a la escuela primaria erigida hace tiempo, desde el año pasado se sumó en el mismo espacio el colegio secundario (CEP 107), que permitió a cerca de un centenar de chicos no tener que cruzarse a la vecina orilla para continuar con sus estudios y, al mismo tiempo, posibilitó a familias de las zonas aledañas también mantener la escolaridad de sus hijos, algo que era cada vez más difícil.

Fuente: Chaqueña.