El Fuego de la Ira
Cuando un momento de ira surge, entonces uno se olvida de muchas cosas en aquel instante. Es como un incendio, que pronto destruye cosas que se demoraron años para producir.
La reconstrucción siempre es dura y amarga. Entonces, vale la pena aprender a controlarse. Y mucho.
Pero controlarse es realmente manejar las emociones que surgen, no reprimirlas. Para que este manejo ocurra de forma eficiente, debo antes haber practicado muchos momentos de silencio. Pueden ser meditaciones o simplemente en actos de reflexión.
Durante la meditación, debo pensar detenidamente que "soy un ser de paz". Me dejo fluir con una paz interior profunda, algo que es dificil describir, pero fácil de experimentar. Esto crea un almacén de paz que será utilizado en la hora correcta.
Cuando un ataque de ira viene, esta paz servirá como un balde de agua fría que elimina el fuego de la ira.
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