Estar Casado

Estar casado

es vivir lo más bello de mi vida:

¡ el amor hecho fuego en una entrega !

sin que sepas jamás cuál fue la chispa

que provocó el incendio.

Estar casado

es dejarte quemar en ese fuego

donde nacen los hombres desde siempre,

y es saber que arderás en llama nueva

cuando te apague el tiempo.

Estar casado

es estar los dos troncos abrazados,

estrechar las raíces bajo el suelo

y ayudarse a crecer, los dos en uno,

buscando el mismo cielo.

Estar casado

es compartirlo todo íntimamente

hasta poder adivinar al que amas,

y saber lo que callan sus palabras

y dicen sus silencios.

Estar casado

es constatar que puedes estar solo,

sin que nunca te sientas solitario,

porque hay alguien que está siempre contigo,

aún en sus ausencias.

Estar casado

es poder olvidarte de tí mismo,

porque el otro te ocupa el pensamiento,

sin temor de quedar en el olvido,

porque el otro te piensa.

Estar casado

es olvidar que buscar tu alegría

y encontrarla en la dicha del que amas,

y es compartir la pena que te aflige

con otro que te ama.

Estar casado

es velar en las noches otro sueño

y dormir igualmente sin desvelos,

porque vela el amor sin fatigarse

cuando se sabe amado.

Estar casado

es descubrir al otro en un abrazo,

cuando el sexo ilumina sus secretos

y te acerca al umbral de su misterio,

¡ sin nunca develarlo !

Estar casado

es juntar en las noches extasiadas

la semilla y el surco en una siembra,

y contemplar gozoso en el mañana

la vida que retoña.

René Trossero.