Cuando cortas una flor para ti,
comienzas a perderla,
porque marchitará en tus manos,
y no se hará semilla, para otras primaveras.
Cuando aprisionas un pájaro para ti,
comienzas a perderlo,
porque ya no cantará,
para ti en el bosque,
ni criará otros pichones, en su nido.
Cuando guardas tu dinero,
comienzas a perderlo,
porque el dinero no vale por si,
sinó por lo que con él se puede hacer.
Cuando no arriesgas,
tu libertad para tenerla,
comienzas a perderla,
porque la libertad que tienes se confirma,
cuando decides y eliges.
Cuando no dejas partir a tu hijo hacia la vida,
comienzas a perderlo,
porque nunca lo verás,
volver a ti, libre y maduro.
Recuerda siempre:
No existe precio por la Libertad,
pero si, una bellísima recompensa,
para quién la utiliza, con grandeza de alma.
Aprende en el camino de la vida,
la paradójica lección de la experiencia,
que siempre ganas lo que dejas,
y pierdes lo que retienes.
Anónimo.